Columnas Críticas

Padres imperfectos e hijos imperfectos

Quiero contarles una historia, tal vez crean que conocen esta historia, pero no es así, en mis múltiples viajes por esta tierra, tenía tanto que decir, sobre padres imperfectos e hijos imperfectos, sobre las perdidas y el amor, aprendí que hay viejos espíritus que rara vez se involucran con el mundo humano, pero en ocasiones lo hacen, esta es la historia del niño de madera.

Sebastián J. Grillo nos introduce así a una nueva adaptación del cuento italiano de Pinocho, ahora bajo la mirada dedicada y artesanal de Guillermo del Toro, todo esto con la técnica de la animación stop-motion, proceso que llevó a esta película 15 años de realización hasta su lanzamiento, la mitad de la carrera del cineasta Tapatío.

Esta historia tiene muchas lecturas, pero es particularmente conmovedora en esta nueva visión, en donde a pesar de tener un tono gris enmarcado en una Italia fascista con todo lo que podría conllevar, se permite abarcar muchos temas relacionados con el duelo, con la maleabilidad del alma, las relaciones humanas e inclusive la fragilidad de la vida y la muerte, que muchas veces pasamos por alto, dando por sentado muchos aspectos que simplemente nos negamos a contemplar por qué es algo difícil de digerir.

Esto no convierte este largometraje en un producto pesimista, al contrario: nos regala una motivadora historia que, a pesar de todo lo que lo rodea, aún existe el amor y la bondad que encapsula tiernamente a la figura de Pinocho, que nos otorga alegría, momentos de contemplación existencial y por qué no, un humor que solamente nos puede brindar la página en blanco de una criatura inocente que aún acaba de empezar su aventura de vivir.

Pero ¿qué somos nosotros más que un alma que no es para siempre?, que al igual que el niño de madera con el alma prestada, nosotros nunca sabremos cuanto tiempo tendremos con alguien hasta que se va, todos los días tenemos el regalo de la vida y debemos abrazarlo con fuerza, si una amorosa creación de un lastimado carpintero trascendió y vivió aventuras inimaginables para crecer y vivir ¿qué hacemos nosotros con nuestra propia aventura?, ese es el gran regalo que nos brinda Pinocho y que nos recuerda que nuestro corazón no es de madera.

Un carpintero cortó el árbol de la centenaria historia de Carlo Collodi y creó una hermosa marioneta donde le proporcionó un alma tan mística y fascinante cómo solo él lo hubiera podido hacer, ese carpintero tiene nombre y se llama Guillermo.

About the author

Juan Esteban Méndez

Es licenciado en Comunicación con pre-especialidad en producción y dirección cinematográficas por la Universidad Anáhuac Mayab, y maestro en Arte Cinematográfica por El Centro de Cultura Casa Lamm, desde el 2012 es director general del grupo Kinécarus que se dedica a la difusión y apreciación cinematográfica y cultura pop generando eventos especiales en Mérida para los estrenos de distribuidoras como Universal, Disney, Warner Bros entre otras, en 2015 es seleccionado a nivel nacional para representar a Yucatán como parte del Primer Foro Jóvenes talentos del Festival de Coproducción Audiovisual Latinoamericano en la Ciudad de México, es profesor universitario productor de videos, fotografía y podcast en su casa productora llamada Azul Cincuenta y Dos, es investigador de la cultura popular y se especializa en la vinculación emocional transgeneracional, especialmente en el área de superhéroes, cultura japonesa, geek y el nuevo hollywood.