Críticas

Everybody has a soul – Reseña a Soul

Spoiler Alert: contiene elementos menores de la película que NO afectan al disfrute de la misma, lea con tranquilidad.

Vaya que son tiempos atípicos: el tapabocas es parte de nuestra vestimenta del día a día, hemos normalizado las videollamadas, el gel antibacterial es el líquido – junto con el agua- que más toca nuestras manos, los cumpleaños se hacen en vehículos, Pixar tiene su primera película en no ser estrenada en cines, que a la vez es la primera película del estudio con un protagonista afroamericano y que lamentablemente no pudimos ver en la pantalla grande… en fin son tiempos raros, raros y desafortunados para diversas áreas de la humanidad.

Lo que no es raro es encontrarse con otro largometraje de esta casa de la animación con un increíble trabajo al momento de contar una historia y esa historia es “Soul”

Ambientada en Nueva York, esta película cuenta la historia de un profesor de música que sufre un accidente antes de poder cumplir su sueño de tocar en una reconocida banda, por lo que deberá embarcarse en un viaje al más allá para volver a la vida.

Dejando aparte los cada vez más surreales niveles de animación que ha alcanzado el estudio, -nada más con ver la iluminación al saxofón ya es un deleite visual-  Soul nos cuenta una historia que aún no se había atrevido a hacer: ya nos ha contado historias sobre búsqueda, sobre reconciliación, sobre el crecer, sobre cerrar ciclos, pero… no se había adentrado a ¿cuál es nuestro propósito en la vida?

Con esta premisa, Pete Docter (Monsters Inc., Intensa-Mente, Up) nos presenta su trabajo más íntimo hasta el momento y supera por creces a los anteriores, con una estructura increíblemente existencialista permite -con el mágico proceso creativo y de storytelling de Pixar- ponernos a pensar cuál es nuestro lugar en dónde encajamos en el mundo, dónde encontramos el sentido a la vida y en resumidas cuentas ¿para qué vivimos?

Dichas preguntas no son fáciles de responder y la película no se pone con la intención de responderlas, al contrario… nos acompaña a seguir preguntándonos el gran misterio de qué es vivir.

Detalles de este largometraje dignos de admirar antes que nada dentro de lo fácilmente identificable es el soundtrack hecho por Atticus Ross y Trent Rezno quienes logran adaptarse en sus diferentes estilos y generan notas que van desde lo caótico pasando por lo enigmático y finalizando con lo esperanzador, todo esto en un perfecto complemento con Jon Batiste, quién le da vida a la música Jazz dentro del largometraje y hace así a la música como la médula espinal de la película, tanto para generar sentimiento como para mover silenciosamente la película en sí.

Una particularidad estética, metafórica y en general de sustancia que la película tiene muy bien logrado es el concepto de “El Gran Antes” con una estética que roza en un híbrido entre el 2D y el 3D que podría recordar por momentos a “Super Paper Mario” -para los consumidores que igual entran al arte de los videojuegos- esta estética se presenta junto con una alegoría de que realmente nosotros, sea cual sea nuestra religión -repito- sea cual sea nuestra religión o creencia, en realidad desconocemos totalmente que sucede después de cerrar los ojos y antes de abrirlos, como dicen de manera literal en la película: “Soy la combinación de todos los campos cuánticos del universo, en una forma que tu débil cerebro humano comprenda”

Y no, Soul no nos está diciendo a nivel subconsciente que somos imbéciles, solamente dice una realidad: que somos humanos, y que cada quién tendrá una perspectiva diferente de que pasará en el gran después, y es increíble la manera estética en la cual está aterrizado en el largometraje, pero más aún lo es en el sentido metafórico y existencial del mismo, que recordemos una película de Pixar cuyo público meta es en su mayoría niños inocentes no va a tomarse el tiempo de decirlo y cuestionarlo de manera literal, si queremos debrayarnos en ese aspecto como adultos en crisis para eso está Tarkovsky.

Continuando con la estela existencialista de la película hay diálogo crucial que llama la atención (y no es esa hermosa reconciliación generacional y vocacional entre madre e hijo que igual se lleva un aplauso de pie) y ese diálogo es cuando Jerry le dice a Joe sobre si en “El Gran Antes” vienen las personalidades:

Por supuesto. ¿O crees que las personas nacen con ellas?

Durante la película el concepto de “Alma” “Personalidad” y la “Chispa” -la razón de la existencia o nuestro motivo de vivir- son elementos separados que se van “asignando” en ese orden y luego llegan a la tierra, luego entonces: el largometraje nos está infiriendo que los recipientes humanos que las reciben ¿nacen sin alma?, situación que podría comenzar una vez más el diálogo ancestral de ¿qué es el alma? y allí es dónde Soul y su “increencia” religiosa la hace la apuesta ideológica más arriesgada y brillante de la compañía hasta la fecha y no faltarán los fanáticos religiosos rompiéndose sus vestiduras tal cual Caifás y empezando argumentos que justifiquen ahora si y haciendo referencia de nuevo a la película: “de una forma que su débil cerebro humano comprenda” o en este caso obligue a comprender a otros inspirado ciega o auténticamente en sus propias creencias religiosas, recordemos: “No elegimos la religión en la cual nos educa la familia, pero si podemos escoger que hacer con las creencias que se nos presentan en nuestro camino” si la película decide desde su concepción no ser teológica, no la convirtamos en una.

Por cierto esa implicación que hace otro Jerry cuando 22 dice con tono tétrico a Joe “vas a desear nunca haber muerto” y Jerry replica que “muchos humanos lo desean” son argumentos lo suficientemente sombríos para decir que tal vez el gran después no sea tan grande después de todo y que estos brillantes segundos -inclusive leyendo esta reseña- sean realmente el regalo que debemos estar apreciando.

En conclusión Soul es una película muy madura, pero a la vez tan auténticamente Pixar, y que a la vez de presentarnos argumentos crudos y sin censura nos plantea de una manera sencilla un viaje en el cual podemos disfrutar, sentarnos y darnos cuenta que cada quien tiene un alma, cada quien tiene una vocación y cada quién tiene una misión en la vida que es precisamente eso: vivir.

About the author

Juan Esteban Méndez

Es licenciado en Comunicación con pre-especialidad en producción y dirección cinematográficas por la Universidad Anáhuac Mayab, y maestro en Arte Cinematográfica por El Centro de Cultura Casa Lamm, desde el 2012 es director general del grupo Kinécarus que se dedica a la difusión y apreciación cinematográfica y cultura pop generando eventos especiales en Mérida para los estrenos de distribuidoras como Universal, Disney, Warner Bros entre otras, en 2015 es seleccionado a nivel nacional para representar a Yucatán como parte del Primer Foro Jóvenes talentos del Festival de Coproducción Audiovisual Latinoamericano en la Ciudad de México, es profesor universitario productor de videos, fotografía y podcast en su casa productora llamada Azul Cincuenta y Dos, es investigador de la cultura popular y se especializa en la vinculación emocional transgeneracional, especialmente en el área de superhéroes, cultura japonesa, geek y el nuevo hollywood.