Columnas Críticas

Incapaces de no sentir – Análisis de “The Whale”

Liz, la mejor amiga y enfermera de Charlie contempla como él le comparte una realización personal sobre su mayor empresa en la vida y entre lágrimas escucha la declaración de su querido amigo: -¿Acaso te olvidas de ese sentimiento? Las personas son incapaces de no preocuparse, la gente es asombrosa.-

“La Ballena” del director Darren Aronofsky no es fácil de ver, la vida, no es fácil de vivir también, este largometraje que coloca a su protagonista Brendan Fraser en su opus magnum actoral es devastadora, cruda, cautivadora y es una declaración a las consecuencias del ser, explorando el calvario del duelo, la depresión, la familia, la religión, la culpa y la muerte.

Tal cual como se mantiene en evidencia en el filme, el mismo Aronofsky sabe que debe contarnos este devastador relato y para no abrumarnos con semejante desplante de crudeza nos alimenta poco a poco de varios detalles intimistas de la vida del protagonista, para acostumbrarnos a su dolorosa realidad y aunque este relato nos tenga que apretar el corazón, nos vemos en el compromiso de embarcarnos en él, para poder confrontarnos y encontrar algo que nos ayude a constituirnos como seres humanos.

En muchas ocasiones las personas no somos fáciles de interpretar, nos carcomen miedos, heridas, traumas y consecuencias de lo que hemos hecho con nuestra vida y solo el peso del tiempo pone en evidencia qué tanto nuestro propio sentido de autopreservación nos permitirá trascender a un statu quo que nos acerque más al sentido humanista de la vida, en donde podremos adentrarnos en las aristas más oscuras de nuestra realidad, pero que también podamos desde nuestra propia y mortal existencia elevarnos a las más altas esferas de la realización humana, donde la bondad bañará las playas de nuestra isla personal; La gente es asombrosa y en muchas ocasiones se olvidan de ello, eso es lo que “La Ballena” quiere compartirnos: para empezar a buscar la bondad absoluta de nuestros semejantes, primero debemos buscarla en nosotros mismos y si no la trabajamos, nunca podremos demostrarla hacia el mundo y tenemos que hacerlo antes que sea tarde.

Qué pasa cuando en el final de los finales, encallados en el océano del peso de la vida, solo nos falta escuchar las olas y pedir por qué cuando ese constante sonido de las consecuencias de nuestra propia historia se lo lleve el manto del infinito, y se pierda en el mar, alguien pueda contemplar nuestra figura en la arena y que observe más allá de nuestras acciones y pueda vislumbrar lo que realmente nos hizo humanos, lo que realmente le dio sentido a nuestras vidas y allí podamos encontrar el sosiego que tanto intentamos buscar cuando nos damos cuenta de la efimeridad de la vida.

About the author

Juan Esteban Méndez

Es licenciado en Comunicación con pre-especialidad en producción y dirección cinematográficas por la Universidad Anáhuac Mayab, y maestro en Arte Cinematográfica por El Centro de Cultura Casa Lamm, desde el 2012 es director general del grupo Kinécarus que se dedica a la difusión y apreciación cinematográfica y cultura pop generando eventos especiales en Mérida para los estrenos de distribuidoras como Universal, Disney, Warner Bros entre otras, en 2015 es seleccionado a nivel nacional para representar a Yucatán como parte del Primer Foro Jóvenes talentos del Festival de Coproducción Audiovisual Latinoamericano en la Ciudad de México, es profesor universitario productor de videos, fotografía y podcast en su casa productora llamada Azul Cincuenta y Dos, es investigador de la cultura popular y se especializa en la vinculación emocional transgeneracional, especialmente en el área de superhéroes, cultura japonesa, geek y el nuevo hollywood.